Parques y reservas: Reserva Nacional del Lago Bogoria
Fauna
Bogoria no sobresale por su diversidad de mamíferos, aunque la poca cantidad no desmerece en absoluto la calidad. El mayor atractivo de esta reserva consiste en haberse convertido en un auténtico santuario para la protección del gran kudú, un tímido antílope que suele habitar los bosques abiertos de las regiones montañosas. Si Bogoria y Baringo son las escalas más septentrionales de tu viaje, no verás este animal en ningún otro parque. En Bogoria son ahora tan abundantes que los avistamientos no son raros.
El gran kudú es un bello animal con grandes cuernos en espiral y una barba a lo largo del cuello (sólo en los machos), amplias orejas, el cuerpo cruzado por estrías blancas verticales y un característico galón blanco uniendo ambos ojos. La población de gran kudú, antes muy extendida, se vio gravemente afectada por las epidemias de peste bovina del siglo XIX, que restringieron el hábitat de este animal a las zonas menos frecuentadas por el ganado doméstico.
Otros mamíferos de la reserva incluyen los búfalos, babuinos, gacelas de Grant, dicdics de Kirk y saltarrocas ('klipspringers'), estos últimos en las laderas rocosas al sur y este del lago.
Al igual que en el resto de los lagos del Rift, las aves son abundantes y variadas en Bogoria. El lago es regularmente visitado por miles de flamencos comunes y enanos, que se reúnen sobre todo en la orilla opuesta a las aguas termales. Sin embargo, ocasionalmente la curiosidad también mata al flamenco: algún ejemplar desprevenido muere víctima de las emanaciones sulfurosas y las altas temperaturas. La reserva cuenta además con buitres, avutardas, alondras y rapaces, entre las que destacan los pigargos vocingleros (águilas pescadoras), que debido a la ausencia de peces suelen picar sobre los flamencos.
En los últimos años, la mortalidad de los flamencos enanos ha aumentado de forma alarmante, replicando la epidemia de muertes de estas aves que acaeció en 1994-95, especialmente en el lago Nakuru. Aparentemente, este suceso se debe al envenenamiento de las aguas por toxinas y metales pesados como consecuencia del sobrecrecimiento de especies tóxicas de algas en las aguas del lago, que los flamencos filtran a través de sus picos para alimentarse.
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