Economía
Generalidades
Desde su nacimiento como país soberano, Kenya basó su economía en el libre mercado, convirtiéndose en el principal nodo económico de África oriental. Ocupa el puesto 86 en el ránking de las economías mundiales. El crecimiento inicial sostenido después de la independencia en 1963 se paralizó a partir de 1974 debido a políticas autárquicas y a la crisis global del petróleo. El bajo rendimiento se acentuó a principios de los años 90 del siglo XX, con la inflación alcanzando el 46% en 1993, lo que indujo al gobierno de Daniel arap Moi a diseñar un plan de reformas y liberalización destinado a aligerar las barreras a la importación, suprimir el control del cambio de divisas y reducir el sector público mediante la racionalización de servicios y la privatización de empresas estatales. Con el apoyo del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros donantes, las reformas implantadas en 1993 condujeron a un crecimiento de la economía que alivió parcialmente los resultados negativos previos. El PIB creció un 5% en 1995 y un 4% en 1996, con una inflación moderada.
El crecimiento económico se enfrió en 1997-98, principalmente a causa de la crisis en la agricultura y el turismo. La primera resultó afectada por las lluvias torrenciales de El Niño en 1997 y 1998, que arruinaron las cosechas y dañaron las infraestructuras. Por otra parte, el turismo se desplomó como consecuencia del atentado con bomba en la Embajada de EEUU en Nairobi en 1998, del recrudecimiento de los conflictos étnicos y del repunte de la delincuencia. El fracaso en la aplicación de reformas y en la lucha contra la corrupción llevó al FMI a suspender sus préstamos en 2001. Las ayudas se reanudaron posteriormente y el nuevo presidente Mwai Kibaki asumió el cargo en 2003 con un mensaje anticorrupción, pero los préstamos de los donantes se han interrumpido periódicamente a raíz de escándalos de corrupción a alto nivel en 2005 y 2006.
El crecimiento del PIB se mantuvo en valores positivos, aunque bajos, en los primeros años de este siglo, alcanzando un 7% en 2007, pero posteriormente descendió al 1,7% en 2008 después de los violentos disturbios postelectorales, que se sumaron a los efectos de la sequía y a la crisis financiera global. Desde entonces se ha ido recuperando, manteniendo valores medios del 5%. La inflación en los últimos años ha oscilado en el rango del 5 al 15%.
Actualmente, los mayores problemas de la economía keniana incluyen una balanza comercial negativa, donde las exportaciones son principalmente productos agrícolas excesivamente sujetos a los caprichos meteorológicos y a los precios en los mercados mundiales; la deuda externa, que era de 8.947 millones de dólares en 2011; las restricciones energéticas, el ineficiente control del gobierno sobre los sectores clave, la corrupción endémica, el alto índice de crecimiento de la población (2,44% en 2011) y el desempleo en torno al 40%. El porcentaje de población por debajo del umbral de la pobreza aumentó del 42% en 1992 al 50% en 2000.
Agricultura y ganadería
El crecimiento de otros sectores ha reducido la contribución de la agricultura al PIB del 38,4% en 1963 al 30% en 1990, 29% en 1997 y 19% en 2011. Sin embargo, el sector agrícola todavía acapara más del 50% de las exportaciones y emplea al 75% de la población activa, lo que revela que aún es el principal baluarte de la economía keniana. Y todo ello a pesar de que la tierra cultivable suma solo el 17% de la superficie total del país. Los principales productos de exportación son el té, la horticultura y el café. Con una producción de 399.000 toneladas en 2010, Kenya es el tercer productor mundial de té después de China e India, y el primer exportador.
La agricultura en Kenya se clasifica en dos tipos, industrial o colonial e indígena o de subsistencia. La primera representa la herencia de las grandes plantaciones de la era colonial, dedicadas al cultivo de café, té, algodón, caña de azúcar, patata, tabaco, trigo, cacahuete, sisal y sésamo.
La agricultura de subsistencia, practicada por propietarios locales en pequeñas parcelas, se ha basado tradicionalmente en cosechas como el maíz, un básico en la alimentación, así como mandioca, judías, sorgo y frutas. El movimiento cooperativista ha crecido en los últimos años, junto con la adopción de nuevos cultivos antes monopolizados por las grandes plantaciones y el aumento de la productividad debido a las mejoras técnicas.
Los cultivos sufren serios reveses a causa de la climatología irregular. Las lluvias de El Niño en 1998 perjudicaron gravemente las infrastructuras y algunas cosechas, mientras que las posteriores sequías de La Niña afectaron al sector en su conjunto.
La ganadería en Kenya se basa en el bovino y el ovino. Al igual que la agricultura, la ganadería se reparte entre las grandes haciendas coloniales y los pequeños propietarios locales. Las tribus nómadas practican una ganadería de subsistencia, por lo que su ganado es su propiedad más valiosa. La producción más abundante de carne, leche y productos lácteos corresponde a los grandes ranchos. Una parte de este producto se destina a la exportación.
Industria y energía
Desde la independencia del país en 1963, los gobiernos de Kenya han implementado políticas de sustitución de las importaciones, fomento de las exportaciones y promoción de la inversión extranjera. La industria manufacturera ha crecido lentamente hasta el 16,4% del PIB en 2011 y hasta emplear al 10% de la población activa. Las mayores plantas industriales están ubicadas alrededor de las grandes ciudades, sobre todo Nairobi, Mombasa y Kisumu.
La actividad industrial está repartida entre diferentes tipos de productos como los alimentos procesados y envasados, bebidas, tabaco, productos químicos, derivados del petróleo, metales, textiles, plásticos, muebles, baterías, jabón, cuero, goma, materiales de construcción (cemento, arcilla, vidrio), ensamblaje de automóviles, papel y medicamentos.
Los gobiernos de Kenya han promovido el desarrollo del sector informal llamado Jua Kali, básicamente una salida fácil al desempleo a través de la creación de pequeños talleres de reparación o artesanía dedicados a la fabricación de una amplia gama de productos como muebles, herramientas, máquinas, marcos de puertas y ventanas, baúles o estufas de carbón.
Las fuentes de energía son escasas en Kenya, y no hay centrales nucleares. La electricidad procede sobre todo de plantas hidroeléctricas y combustibles fósiles. Las principales estaciones hidroeléctricas están situadas en el alto Tana (presa de Kindaruma, 1968) y en la garganta del río Turkwel, cerca de Turkana. Sin embargo, la energía hidroeléctrica es vulnerable a las sequías recurrentes, causando restricciones energéticas. Además hay una planta geotérmica en Olkaria, justo al sur del lago Naivasha.
Aunque recientemente se han detectado algunos yacimientos de hidrocarburos en el norte remoto, cerca de Turkana, Kenya aún no produce petróleo ni gas natural, por lo que todo el crudo se importa, principalmente de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes. Solo hay una refinería de petróleo, ubicada en Mombasa y conectada con Nairobi por un oleoducto.
La minería está representada por los yacimientos de fluorita al norte de Nairobi, la extracción de sosa y sal de depósitos naturales en el lago Magadi, las minas de oro de Kakamega, y las de plata y plomo en Kinangoni. En Kilifi hay una planta de procesamiento de mineral. Una gran parte de las 100.000 toneladas de sosa extraídas anualmente se destina a la exportación. No obstante, en su conjunto, la contribución de la minería al PIB de Kenya es mínima.
Turismo
La fauna es el mayor recurso natural de Kenya, y por ello el sector turístico es una pieza clave de la economía del país. Su contribución al PIB es la tercera en importancia (con un promedio del 10%) y es una de las tres principales fuentes de divisas, ocasionalmente liderando este capítulo pero perdiendo la primacía en favor de las exportaciones de té cuando los episodios esporádicos de violencia ahuyentan el turismo. Esta dependencia de la situación de seguridad es precisamente la mayor fragilidad del sector turístico keniano. Las llegadas internacionales culminaron en 2007 con 1,8 millones de visitantes, pero posteriormente se desplomaron más de un tercio a raíz de los disturbios postelectorales.
El gobierno de Kenya invierte un gran esfuerzo en la protección de la fauna y su entorno, ya que son estos activos, junto con los recursos costeros, los que sostienen la industria turística nacional. Sin embargo, el constante incremento del coste para el usuario final, debido sobre todo al aumento de los precios de los alojamientos y a la incesante subida de las tarifas de acceso a los parques nacionales, podría desviar una parte importante del caudal turístico hacia otros países africanos que están escalando posiciones en la competitiva industria del safari.
Infraestructuras, transporte y comunicaciones
De los 160.886 kilómetros totales de carreteras en Kenya, solo 11.197 están asfaltados, y las vías de dos calzadas se limitan a unos pocos kilómetros en los principales accesos a Nairobi. La red de ferrocarril comprende 2.066 km, pero ha estado sometida a un estado de abandono durante años, con solo la histórica línea de Nairobi a Mombasa en funcionamiento permanente y con mejoras pendientes en la ruta que conecta la capital del país con Kampala, en Uganda. El puerto más importante es Mombasa, con una planta de refinado de petróleo, seguido por Kisumu en el lago Victoria.
La red de telefonía fija es inadecuada y obsoleta, basada en radiocomunicaciones por microondas, pero el uso de teléfonos móviles se ha disparado en los últimos años. Las 283.500 líneas de telefonía fija, que sitúan a Kenya en el puesto 120 del ránking global, contrastan drásticamente con los 29,9 millones de terminales móviles que convierten a Kenya en el país número 34 del mundo en teléfonos celulares.
Existen 194 aeródromos, 15 con pistas pavimentadas. Los principales aeropuertos son el Jomo Kenyatta (JKIA) en Nairobi y el Moi en Mombasa. El JKIA, anticuado y masificado, y que actualmente soporta más del doble del tráfico de pasajeros para el que fue diseñado en la década de los 50 del siglo pasado, es un serio obstáculo al desarrollo turístico del país, ya que su exclusión de la Categoría 1 de la Administración Federal de Aviación de EEUU (FAA) impide las conexiones aéreas directas con aquel país. Por otra parte, la proliferación de pistas en los parques y reservas ha sido un factor positivo para la promoción del turismo.
Exportaciones
Históricamente, las exportaciones de Kenya se limitaban a una reducida gama de productos, sobre todo té, café, sisal o pita y piretro. Esta situación exponía al país a las oscilaciones de un pequeño grupo de mercados. A lo largo de las pasadas décadas, los esfuerzos del gobierno y las iniciativas emprendedoras han resultado en el crecimiento de exportaciones no tradicionales, como flores, bienes de consumo, frutas y verduras. Esto ha impulsado un incremento sostenido de las exportaciones desde los 1.700 millones de dólares en 2000 a los 5.770 millones en 2011.
El té y los productos hortícolas son ahora las principales exportaciones, ambas en torno al 22%, con el café en constante declive. En 2011 los principales mercados de las exportaciones kenianas fueron Uganda (10%), Tanzania (9,7%), Países Bajos (8,5%), Reino Unido (8,2%), EEUU (6,2%) y la República Democrática del Congo (4,2%).
Importaciones
Desde la independencia del país, las importaciones de bienes de consumo se han ido sustituyendo parcialmente por la producción nacional gracias a la industria en expansión. Sin embargo, la balanza comercial de Kenya es crónicamente negativa, con importaciones que aún sumaron 13.490 millones de dólares en 2011.
Kenya importa sobre todo maquinaria, bienes de equipo y transporte, derivados del petróleo, productos químicos, bienes de consumo, automóviles, hierro, acero, resinas y plásticos. Los principales suministradores son China (14,8%), India (14%), Emiratos Árabes Unidos (10,1%), Suráfrica (7,8%) y Arabia Saudí (7,1%).
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