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En cartel:
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Números anteriores
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#10
El marabú
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Marabú, 'Leptoptilos crumeniferus'. J.Y./Kenyalogy.com
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"Oh, Dios mío, ese pobre animalito... ¿Qué le ha pasado en la cara?", pregunta horrorizada una buena señora. La respuesta, señora, es una palabra: evolución. Si el marabú tiene el aspecto de Vicent Price en 'Los crímenes del museo de cera', no es el resultado de ningún accidente pirotécnico. Los buitres y otras aves carroñeras carecen de plumas en la cabeza y el cuello porque sería incómodo mantenerlas limpias y peinadas cuando tienen que sumergirlas en las vísceras putrefactas de otros. Pero por qué, aparte de esto, la evolución fue tan despiadada para darle al marabú una cara tan rara y aberrante, quién lo sabe.
Una cuestión diferente es por qué este sujeto en particular tiene el pico bañado en sangre y cubierto de colgajos repulsivos. La foto se tomó en el Lago Nakuru, y este marabú se estaba comiendo un flamenco. Vivo.
Ah, por cierto, el marabú no es en realidad un buitre, sino más bien una cigüeña. Claro que, el día que una de estas aves entregue un bebé, sabremos que ha nacido el Anticristo.
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#9
El dugongo
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Dugongo, 'Dugong dugon'. Julien Willem/Wikipedia
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Tanto suelo marino que aspirar y tan pocos dugongos... Pocos y cada vez menos, ya que los dugongos están seriamente amenazados, principalmente por nosotros, como es habitual. Están clasificados como vulnerables por la lista roja de la IUCN, pero corren riesgo crítico de extinción local en regiones como la costa de África oriental, aunque sus hábitats nativos comprenden todo el Océano Índico y parte del Pacífico.
Pero el dugongo no aparece en esta lista solamente por su parecido con el perfecto aspirador del océano. Es el único mamífero herbívoro estrictamente marino, ya que sus primos, los manatís, toleran el agua dulce. El dugongo es una vaca marina, con su extraña tubería bucal adaptada para pastar y arrancar hierbas submarinas.
Como sus primos los manatís, los dugongos son sirenios, así llamados porque, según los científicos, los marineros griegos confundieron a estos animales con sirenas. Es decir: algún científico quiere que creas que los marineros griegos miraron a un dugongo y vieron a Daryl Hannah. Esa sí que es una idea rara y aberrante.
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#8
La hiena
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Hiena manchada, 'Crocuta crocuta'. J.Y./Kenyalogy.com
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Vale. Una hiena. ¿Y qué? De acuerdo, ya sabes que la hiena es una criatura rara. Fea como ella sola, con la habilidad de digerir un antílope entero, con sus huesos, su pelaje, su cráneo, sus dientes y sus pezuñas, todo excepto el contenido intestinal (que hasta una hiena tiene su dignidad), y con esa risa histérica a lo Norman Bates que hiela la sangre en las venas.
Pero lo que realmente hace a la hiena una criatura rara y aberrante es algo que nunca te contaron en el colegio. ¿Por qué? Bueno... Posiblemente porque pocos profesores se atreverían a hablar de los genitales femeninos de la hiena. El clítoris de 'mama' hiena manchada es eréctil y tan grande que se asemeja al pene masculino, y sus labios están fusionados en un seudoescroto. No hay abertura vaginal. ¿Y cómo...? Bien, la cosa de la hembra es más gruesa que la del macho y tiene un canal longitudinal. ¿Entendido?
Debido a esto, en un principio se pensó que las hienas eran hermafroditas. Quizá la alternativa era impensable en aquella época, aunque hoy sabemos que la homosexualidad existe en la naturaleza.
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#7
La siafu
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Hormiga siafu, 'Dorylus gribodoi'. April Nobile y antweb.org/Wikipedia
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Así que este es el bicho que casi se zampa a Charlton Heston. Bien, no exactamente, ya que la película 'Cuando ruge la marabunta' estaba situada en Suramérica y las hormigas siafu son nativas de África, aunque también se encuentran en Asia. Sin embargo, parece que el sobrenombre ha calado.
Estas chicas feroces --obreras y soldados son siempre hembras estériles-- son famosas por sus columnas de hasta 50 millones de individuos que no dejan títere con cabeza en su camino. Contrariamente a lo que Hollywood suele mostrar, no suelen ser peligrosas para la gente, aunque si tu casa cae en el recorrido de la columna, mejor lárgate. En tiempos coloniales, algunos colonos bromistas dejaban un loro enjaulado y luego se echaban unas buenas risas al descubrir el esqueleto del pájaro de pie en su percha. Una vez tuve la ocasión de ver una marabunta devorando un sapo, y las violentas contorsiones de la pobre víctima sugerían que no lo estaba pasando bien.
Con todo, son beneficiosas, ya que eliminan plagas, y sus mandíbulas, esto sí es raro y aberrante, se emplean en la selva como grapas quirúrgicas de emergencia.
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#6
La araña espinosa
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Araña espinosa, 'Gasteracantha falcicornis'. Nick Hobgood/WIki
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O amas las arañas o las odias. Tratándose de arañas, no existe la categoría NS/NC. Pero echa un vistazo a este belleza. Incluso si odias las arañas, puede que te guste el txangurro.
La araña espinosa (ignoro si existe un nombre oficial en español para este animalito) es rara y aberrante para ser una araña. Aún así, es miembro de un género que tiene cientos de especies y subespecies por todo el mundo, y es un primo cercano de las arañas comunes de jardín. En Kenya, es una criatura con la que muy probablemente te toparás si acampas en la sabana, ya que se puede encontrar fácilmente tejiendo su tela entre ramas de árboles o matorral. Así que, si abandonas el campamento movido por la llamada de la naturaleza, quizá regreses a la tienda con uno o dos de estos bichitos pegados a tu ropa, sin que tu sentido arácnido te avise de ello.
Pero no temas: a pesar de su aterrador aspecto satánico y de esas púas amenazantes, no es una criatura peligrosa. Esto significa que no te llevará al hospital. Pero por supuesto pica, como toda araña que se precie.
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#5
El milpiés gigante africano
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Milpiés gigante africano, 'Archispirostreptus gigas'. wallygrom/Flickr
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¿Qué tal suena un bicho de 38 centímetros como mascota rara y aberrante? No es una broma: la gente cría milpiés gigantes africanos y los mantiene como animales de compañía. Por alguna razón, los milpiés nos resultan más agradables a los humanos que los ciempiés. Podría ser una lección evolutiva aprendida por la fuerza, ya que los ciempiés son carnívoros, venenosos y su mordisco es doloroso, mientras que los milpiés son herbívoros y (casi) inofensivos. Añade que un milpiés te acompañará de cinco a siete años, y que tu abuela no deberá tejer patucos para su par de cientos de patas.
Dicho esto, lo cierto es que este tipo no es del todo inocuo. Cuando se le molesta, las glándulas de su cuerpo secretan un líquido irritante. Pero los milpiés son simpáticos y beneficiosos, ya que se alimentan de materia vegetal en descomposición y se comerán tu lechuga estropeada, así que tu pequeño amigo también será un excelente triturador de basura.
En la naturaleza, habitan los bosques y no son raros, aunque solo se encuentran por debajo de los 1.000 metros, lo que está fuera del alcance del safari estándar en Kenya.
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#4
El murciélago de cola libre
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Murciélago de cola libre, 'Otomops martiensseni'.
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De acuerdo; admito que encastrar un murciélago en una lista de criaturas raras y aberrantes es siempre una salida fácil, ya que los murciélagos son generalmente feos. Pero este podría ostentar el récord del murciélago más feo del mundo. O del animal más feo. Incluso de la cosa existente más fea jamás. La evolución ha sido inmisericorde para dotar a este muchacho de una cara tan rara y aberrante que recuerda a una mariposa pintada por Munch en el momento de transformarse en hombre lobo. La imagen mostrada aquí no es muy buena. Hay otra mucho mejor aquí, que no puedo utilizar y que muestra a este chavalote en todo su esplendor.
El murciélago de cola libre es raro en Kenya, aunque en realidad está distribuido por casi toda el África subsahariana. En Kenya vive predominantemente en las cuevas volcánicas profundas y remotas del Monte Suswa, en el área de Kedong del valle del Rift.
Pero seguramente este pobre murciélago quasimodo grita para pedir ayuda, ya que su linaje está seriamente amenazado. Algo de ayuda viene por el camino: en febrero de 2013, en Naivasha se celebrará la primera cumbre para la conservación de los murciélagos africanos.
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#3
El oricteropo
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Oricteropo, 'Orycteropus afer'. dipthongasaurus rex/Flickr
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¿Recuerdas los tiempos en que a los niños traviesos en la escuela se les obligaba a llevar orejas de burro y morros de cerdo? Bien, pues parece que nadie se acordó de levantarle el castigo al pobre oricteropo.
En realidad este animal, también llamado cerdo hormiguero, no está relacionado con los cerdos, los burros, o ni siquiera con el oso hormiguero con el que frecuentemente se le confunde. Es la única especie del único género de la única familia de su propio orden (tubulidentados), lo que equivale a decir que no ha tenido a nadie con quien compartir los sinsabores de la vida durante los últimos 2,5 millones de años. Sus parientes más cercanos son las musarañas elefante y los topos dorados, junto con los damanes, dugongos y elefantes. Una parentela rara y aberrante.
Quién sabe si por este solitario destino, el oricteropo es tímido, se oculta en madrigueras y es estrictamente nocturno, por lo que solo se le puede ver en safaris nocturnos. Su dieta consiste en hormigas y termitas que atrapa con su lengua larga y pegajosa, y es uno de los pocos animales que se atreven a plantar cara a las temibles siafu.
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#2
La rata gigante
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Rata gigante africana de abazones, 'Cricetomys gambianus'. USDA
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Una noche, en el Tusk Camp en el Parque Nacional de Aberdare, salí a dar un paseo cuando de repente atisbé una criatura peluda arrastrándose en la oscuridad. Me quedé patidifuso no por lo que parecía, sino por su tamaño. Era inmensa. Mayor que un gato. De inmediato corrí a agarrar mi guía de campo Collins y buceé entre las láminas rebuscando lo que acababa de ver y esperando encontrar alguna "marmota selvática de Hoffman" o "mangosta gorda de Birkett". Pero lo que encontré fue simple y llanamente lo que había visto: "rata gigante".
No es que las ratas sean intrínsecamente asquerosas. Pero una regla de oro del observador de animales es "si ves uno, es que hay más". ¿Más? Si en un caso semejante viniera a la memoria una película, sería 'El alimento de los dioses'.
Pero en realidad no hay nada que temer de estos roedores raros y aberrantes. Son tan simpáticos que mucha gente los tiene como mascotas. De hecho fue un criador descuidado quien hizo de esta rata una especie invasora en los cayos de Florida. También se emplean como detectores de minas (sí, lo sé, pero culpa a quien puso las minas).
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#1
El ratopín
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Ratopín, 'Heterocephalus glaber'. Smithsonian's/Flickr
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Pobre ratopín. La reacción de todo el mundo al ver por primera vez al más raro y aberrante entre los raros y aberrantes es... reír. Hay quienes, sobre todo hombres, le encuentran un parecido con algún órgano (sin los dientes).
Hay tanta aberración en nuestro ganador que es difícil saber por dónde empezar. Es el único mamífero de sangre fría y uno de los pocos eusociales, como las hormigas o las abejas. Vive en comunidades jerárquicas subterráneas comandadas por una reina. Sus labios están sellados justo detrás de los dientes cavadores para evitar comer tierra. Se alimentan de tubérculos que encuentran mientras excavan, pero pueden sobrevivir de sus propias heces (que son la única comida de las crías). Son casi ciegos y su piel es insensible al dolor y al ácido. Pueden correr hacia atrás a la misma velocidad que hacia delante. Son extremadamente longevos, alcanzando los 30 años, en contraste con los tres que vive un ratón. Por último, aunque no menos importante, no sufren cáncer. ¿Suficiente?
El ratopín, también llamado rata topo desnuda o lampiña, abunda en zonas secas. En Samburu, en las riberas arenosas, podrás observar sus diminutos volcanes de arena lanzando bocanadas de polvo al aire.
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Bonus:
El picabueyes
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Picabueyes piquirrojo, 'Buphagus erythrorhynchus'. Profberger/Wiki
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No podía quedar fuera de esta lista. Porque a ver si no merece un lugar de honor en el elenco de raros y aberrantes una criatura cuyo suculento menú está compuesto, a saber, de garrapatas, sangre, jirones de carne necrosada, cerumen de los oídos y caspa. ¿Has vomitado ya? Pues más increíble es el hecho de que semejante pervertido sea un pájaro de bonitos colores y aspecto bucólico.
Señoras y señores, ante ustedes, el picabueyes o bufago. Pese a su condena a ser ignorado por los flashes, este eterno extra de la sabana se cuela en todas las fotos gracias a su costumbre de vivir sobre el lomo de los grandes mamíferos, donde cosecha su sabrosa dieta.
En los tiempos en que se decía aquella tontería de que la naturaleza es sabia (no es sabia ni ignorante, igual que un bote de judías no es ágil ni torpe), se dio por hecho que los picabueyes beneficiaban a los mamíferos librándolos de las garrapatas. Bonito, pero falso. Tan solo van a lo suyo, y su presencia no disminuye la carga de parásitos de sus anfitriones. De hecho, mantienen las heridas abiertas para tener a mano su chupito de sangre. El picabueyes es lo más parecido a un pájaro vampiro. Así que, cuando pienses en Drácula, dale otra vuelta.
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